Mad max: un desierto lleno de posibilidades
Controlamos a Max (fuertemente inspirado en el Mel Gibson que protagonizó la segunda entrega), justo cuando roban su coche (el negro-negro) y le abandonan sin nada en el desierto. Conoceremos a Chumbucket un jorobado un tanto espiritual, que nos promete construior el Magnum opus, un coche superior al Negro-Negro. Esta es l premisa principal del juego. Nuestro objetivo a lo largo de la aventura es construir y mejorar dicho coche. Para ello, realizaremos varias actividades.
La historia, es un tanto simple y poco duradera. En unas 8 horas, la tendremos terminada y no varia demasiado (salvo algunos giros de guión inesperados). Todo el contenido se va en las actividades repartidas por el mundo. Podremos derribar torres, capturar campamentos, participar en carreras, en desafíos de lucha, hacer salts, destruir estaciones de gasolina, etc... Todas ellas tienen un fin, más allá de ayudarnos a completar el 100% del juego, nos dan chatarra y nos ayudan a "subir de nivel" para desbloquear nuevas habilidades.
En cuanto al combate, deja claros y oscuros, aunque hay que recalcar que es muy sólido. El combate a pie es un calco de la saga Batman Arkham. Atacamos con un botón y cuando nos atacan, contraatacamos con otro, ya está. Todo esto tiene decenas de variantes. Podemos atacar con armas, esquivar, hacer remates, matar con armas de fuego. Cada enemigo ataca de una forma distinta, por lo que cada combate debe afrontarse de distinta forma.
Los combates en coche son lo más interesante. Como si de un Destruction Derby se tratara, podremos chocar con otros coches para hacerles daño hasta destruirlos (tienen barra de vida). Además, podemos dispararles, arrancarles ruedas y puertas, etc... La conducción es arcade, lo cual fomenta que el conducir y lugar a la vez sea asequible y divertido.
Este título es una compra obligada, sobre todo, al precio al que se puede encontrar actualmente