Retro Review Dragon Age II - Parte IV
Cada vez que subimos de nivel se nos da un punto para gastar en el árbol de talentos y tres puntos para subir las características, que son similares a las del Dragon Age: Origins. Fuerza, destreza, constitución, vigor, astucia, vitalidad, voluntad y magia. Sin embargo, los arboles especiales solo se desbloquean con puntos especiales que solo se obtienen en nivel 7 y 14, por lo que podremos tener hasta dos especializaciones. A la hora de abrir cofres, irán por nivel de dificultad, fácil, medio o difícil. Los cuales solo pueden abrir los picaros (de ahí su importancia, además de ser dañadores) y se mide su capacidad de abrirlos con el nivel de astucia que se tenga (fácil 10, medio 20, difícil 30). En el juego hay trampas, las cuales también solo un pícaro puede desactivar y aunque no está escrito también tiene cierto nivel de dificultad para encontrarlas y desactivarlas. Los atributos deben subirse y equilibrarse de forma correcta, algunos solo están disponibles según qué clase, como la magia que solo tienen los magos y en guerreros y picaros, se sustituye por vigor.
El desarrollo de la historia avanza de forma divertida, aunque algunos podrían catalogarlo de lento, pues no corremos detrás de una épica para salvar el mundo, solo estamos salvando nuestro pellejo. Esto cambia radicalmente cuando nuestros actos y logros nos convierten en alguien notorio y de repente nos vemos envueltos, no en un combate contra un enemigo todopoderoso, si no en una trama política que sumerge a la ciudad de Kirkwall en constante rencillas y rebeliones (algo quizá incluso peor a lo que temer). Un movimiento un poco arriesgado, pero a mi parecer interesante, que rompe el esquema de los juegos de rol más tradicionales y el de su propio predecesor. Pero, entonces ¿Cómo llegamos ser Campeones de Kirkwall? Eso se va revelando en la historia, en donde pasamos la mayor parte del tiempo recorriendo la ciudad y sus alrededores, barrios bajos, altos, alcantarillas y otras zonas vedadas. Observando sus alrededores en una arquitectura bastante distinguible y ajena a lo que veníamos viendo en Ferelden.
Entre el contraste de la ciudad, tenemos “Altaciudad” un lugar más limpio y brillante, la cara visible y publica de todo Kirkwall, en donde se encuentran las casas y mansiones nobles, zonas tan importantes como el ayuntamiento, el cuartel de la guardia y la capilla. Luego rompe ese esquema luminoso y contrasta con la decadencia de Bajaciudad, un área más “común” y pobre, una zona de barriadas calurosas y llenas de herrumbre en donde se apilan los mercaderes y la gente común (y bandidos), además de encontrarse la taberna más popular de toda la ciudad “El Ahorcado” y nuestra casa inicial con Hawke. Luego se nos presentan áreas aún más decadentes como la Ciudad Oscura, una serie de laberintos internos en donde se acumulan los parias de la sociedad. Los muelles, una zona comercial más neutra y finalmente se cierra el círculo con la zona más visible junto AltaCiudad; el Cadalso, en donde se encuentra el actual circulo de magos de Kirkwall y los templarios que los custodian. Puedes imaginar el basto universo de Dragon Age que es tan amplio, y es bastante desconcertante que toda la aventura o casi toda se desarrolle solo en la ciudad.