14.11.2018
Retroreview Warcraft III: Reign of Chaos - Parte I
En un mundo místico bendecido y maldito a la vez, en donde la prosperidad está a la par de la guerra. Residen seres fantásticos, desde dragones, enanos, trolls, elfos, Goblins, humanos, gnomos y orcos. Este lugar conocido como Azeroth, se dice que desde su nacimiento como planeta fue bendecido por los imponentes y poderosos titanes, que a su vez vieron nacer a las primeras razas. Sin embargo, Azeroth fue invadida por la despiadada legión ardiente que buscaba hacerse con el planeta. En el proceso, trajo de otros mundos a los orcos y los ogros, en cuyo plan estaban que estos en su sed de sangre conquistaran el planeta para la legión. Sin embargo, las razas de Azeroth han demostrado ser suficientemente fuertes y valerosas. Ahora que los orcos se han independizado y la horda a elegido otro camino. La legión planea otro movimiento, los muertos se han alzado y asedian los poblados humanos. Conocimiento legendario que se creía perdido o que otros ni siquiera imaginaban que existía se ha despertado. Los primeros elfos se han dado a conocer, las míticas razas Tauren de Kalimdor son presentadas al mundo y los misteriosos Nagas han ascendido desde las profundidades del océano. Ahora otro conflicto despierta y otra guerra de tantas, nos aguarda…
Con esta pequeña introducción, les doy la bienvenida a este retroreview bien merecido; Warcraft 3: Reign of Chaos y su aclamada expansión, Warcraft 3: The Frozen Throne. He de admitir que había querido rendirle homenaje a este título desde hace un tiempo, pero me he decido del todo en víspera de la futura remasterización anunciada en la Blizzcon para el año 2019. Warcraft 3: Reforged. De seguro tiene muy buen aspecto y hay muchas ganas de jugarla. Pero aquellos que jugamos la versión original, seguro nos viene ese sentimiento de nostalgia. Puede que no sea el único que, cuya infancia se vio inmersa en estos títulos y, particularmente fue uno de los juegos que marcó una de mis mejores época y seguro la de muchos. Para aquellos que no conocen el Warcraft más allá de World of Warcraft o aquellos nostálgicos como yo, que desean recordar viejos tiempos e incluso neófitos en el tema. Les invito a leer a continuación esta retroreview. Recuerda, que cada uno tiene una opinión forjada y este análisis, está basado en mi opinión personal. Sin embargo, te invito a debatir en la caja de comentarios si lo deseas y expresar tu opinión.
Warcraft III: Reign of Chaos, es un videojuego de estrategia en tiempo real (RTS) desarrollado y distribuido por Blizzard Entertainment en el año 2002. Siendo la tercera parte de la saga basada en juegos de estrategia. Dando un salto al 3D e introduciendo a su paso dos razas jugables: Los muertos vivientes y los elfos nocturnos, adición a las ya existentes y clásicas: los humanos y los orcos. No estamos ante un típico y clásico RTS, por el contrario. Warcraft 3 logra sumergirnos en su trama y hacerlo a nivel personal. Identificándonos con los personajes que controlamos a cada paso que damos. Pues no es solo controlar a un batallón de orcos sin nombre o a una expedición de humanos anónimos. De cierta forma, quienes dirigen estas empresas, le dan cierta calidez. Se trata de los héroes y por lo general, durante la campaña controlaremos siempre a uno de ellos o dos de ellos (en algunos casos especiales incluso a cuatro). Claro, en esencia es un RTS. Tendremos que recolectar recursos, construir estructuras y amasar un ejército; con el que sabiamente enfrentarnos al enemigo. Pero también tiene un deje especial, un toque rolero que lo hace tan exquisito.
Esencialmente controlamos una de las facciones, cada uno distinta de la otra en forma y fondo. ¿Qué quiere decir esto? Pues simple, no es lo mismo controlar humanos que elfos de la noche. Su modo de recolectar recursos y de construir varia uno del otro. Así como la táctica usada en sus tropas. Por ejemplo, los orcos y humanos recolectan madera talando árboles con peones y campesinos de forma constante pero moderada, mientras que los muertos vivientes lo hacen con una de sus unidades de melee los necrófagos, que recolectan madera a gran velocidad, por otro lado, los elfos nocturnos; no tiene necesidad de talar árboles, mediante unos espíritus llamados Wisp recolectan madera uniéndose al árbol sin dañarlo, aunque lo hacen más lentamente. Por otro lado, todas las razas también necesitan oro y, todas deben recolectarlo de las minas. Sin embargo, cada una tiene una forma distinta de hacerlo; una vez más humanos y orcos hacen uso de lo más básico, enviar peones y campesino al interior de la mina. Mientras tanto lo muertos vivientes encantan las minas con acólitos, que crean una estructura especial alrededor de la misma y, los mismos acólitos se encargan de recolectar de forma “mágica” los elfos de la noche por su lado, enraízan las minas mediante un árbol de la vida y tras eso los Wisp se encargan de recolectar el oro. A diferencia de los árboles, una vez se termina el oro, los Wisp salen de la mina y esta se destruye.
La forma de construir también varía de una a otra raza, alianza (pues no solo al conforman humanos, también enanos y altos elfos, por ejemplo) y la horda (pues no solo hay orcos, también hay trolls y Taurens), lo hacen de la forma más mundana y común posible. Construyendo en los emplazamientos ni más ni menos. Los muertos vivientes usan la técnica “Zerg” (guiño) Mediante los acólitos, pueden invocar los edificios solo en la infestación, usando la técnica Protoss (guiño de nuevo) pero más mágica, el acolito, invoca el edificio en un emplazamiento y puede disponerse a hacer otra cosa, sin necesidad de supervisar la construcción o requerir de un acolito extra. Para crear la infestación se crea una Necrópolis, que si puede ser invocaba en cualquier emplazamiento del mapa. Otra excepción es la mina encantada que puede invocarse sobre cualquier mina exista o no infestación. Los elfos por su parte, construyen sus estructuras mediante los Wisp, que se sacrifican en el proceso. Las estructuras de los elfos en su mayoría son arboles ancestros vivos, que incluso una vez formados pueden desarraigarse y cambiar de posición. Aunque muchas otras estructuras no. Algo común en todas las facciones, es la comida y, la forma de mantenimiento de las tropas y demás unidades. Los orcos usan madrigueras que a su vez sirven de emplazamiento defensivo si hay peones en su interior. Los humanos usan granjas, los muertos vivientes invocan Zigurats que a su vez se pueden convertir en torres defensivas. Los elfos por su lado hacen uso de pozos lunares, que durante la noche se llenan de agua mágica que pueden curar unidades aliadas en su rango.
Antes hablamos de los héroes, es hora de explicarlo mejor. Cada facción cuenta con varios tipos de héroes, incluso en el modo multijugador y, son esenciales a la hora de desarrollar el juego e incluso puede ser la diferencia entre ganar o perder una batalla. Es una unidad especial, altamente resistente y más poderosa que las unidades ordinarias, pero no por ello inmortal, aunque si cae en batalla puede ser resucitada mediante un altar disponible para cada facción con distinto nombre y diseño, aunque cuesta una pequeña cantidad de oro revivir un héroe y aumenta según el nivel del mismo. Cada héroe posee hasta 4 habilidades o hechizos únicos y tiene a su disposición un inventario. Esto quiere decir que puede recolectar diversos objetos que aumenten su propio poder como anillos, collares u orbes; misceláneos que pueden ser gastados como pociones de vida o mana; o artilugios diversos para ser usados en emplazamientos como ovejitas mecánicas o estructuras de insta-construcción.