Review A Plague Tale: Innocence - Parte I
En una de las épocas más duras y miserables, se produjo una de las mayores pandemias conocidas en la historia de la humanidad, en Europa, con una virulencia devastadora y mortal, que dejo una tasa de fatalidad que pasaría a los anales de la historia, y con un gran impacto no solo en los cuerpos, si no en la mente de las personas. La peste o la muerte negra como era conocida, no distinguía etnias ni posiciones sociales. Y se presentaba tanto en la puerta del mendigo como la del Rey. Fue así como se extendió no solo como una enfermedad, si no como na superstición, corrompiendo la mente de muchas personas. Nada más lejos de la verdad, todo se atribuía en realidad a las precarias medidas sanitarias de la época, así como la higiene general de las personas. La enfermedad se transmitía por parásitos como pulgas y piojos que drenaban la sangre infestada de las ratas. Convirtiéndose en los principales portadores.
Diréis ¿Qué tiene que ver esto, con una página de videojuegos? Pues como toda obra maestra nacida en la industria, ha nacido A Plague Tale: Innocence. ¿te parece extraño que una plaga o una pandemia gire en torno a un juego? Entonces quizá no jugaste Resident Evil, Days Gone o The Last of Us. Claro, pero todo esto es ficción, en Plague Tale: Innocence se tocan temas de la historia, aunque no deje de tener ese toque de ficción, después de todo es un videojuego, aunque no por ello deja de ser una historia cruda, llena de emociones, aventuras, tristezas y desesperanza. Vamos a profundizar en ello en este Review, que como siempre, no he querido hacer a prisa, sin primero catar como buen bebedor de joyas esta en particular y poder daros una idea precisa, aunque bajo mi punto de vista de esta pequeña maravilla.
A Plague Tale: Innocence, es un videojuego de acción y aventura, con elementos de sigilo y puzles. Desarrollado por Asobo Studio y publicado por Focus Home Interactive. Lanzado al mercado el 14 de mayo del 2019 de manera simultánea para PC, Play Station 4 y Xbox One. Combinando la fantasía con la muerte negra, el juego logra narrarnos una historia sincera, de cómo dos huérfanos sobreviven a las vicisitudes de un mundo cruel y en guerra, Amicia y Hugo de Rune. La relación entre los dos hermanos brilla tenuemente en contraste con un sombrío y terrorífico mundo plagado de cadáveres, miseria, soldados de la inquisición, la maldad humana y miles de ratas negras portadoras de la peste. El juego se encarga de hacernos ver y sentir casi en nuestras propias carnes la crueldad de este mundo, haciendo ver a los dos protagonistas, al comienzo de su solitaria y forzada aventura, apropiadamente vulnerables a los peligros, a medida que avanzas mientras les controlas y ves a través de ellos el mundo que te rodea, todo esto desde una perspectiva en tercera persona muy bien lograda, en el que no simplemente bastara con ir andando, pues deberás apostar por el sigilo, la imaginación y el sentido táctico.
Amicia es una joven noble francesa de mediados del siglo XIV, el juego comienza cuando va de cacería con su padre Robert y su perro Lion, todo parece perfecto, pero de un momento a otro se ve obligada a huir junto con su hermano Hugo de toda la comodidad que conocía siguiendo las indicaciones de su madre, Beatrice. La relación con su hermano nunca había sido cercana, pero se estrecha enormemente de ese momento en más y el espectador puede sentirlo. En el papel de protectora de Hugo, rápidamente deberá aprender a confiar y desconfiar por igual en los demás, dejándolo a un enorme sentido común. Sin embargo, esto les lleva a recorrer caminos interesantes en la historia, y se refleja con astucia a través de todo el juego. La mayoría de capítulos del juego son bastante lineales en general y vas controlando a Amicia, casi siempre con Hugo de la mano, por lo que no jugaras nunca solo y debes estar pendiente del niño en todo momento. Con acciones como ayudarle a subir escalones o pasar por lugares complicados. Por defecto, con Hugo de la mano iremos más lento, podremos ir más rápido si lo dejamos solo, pero nunca es, ni será la idea. Si lo haces, notaras que, pasado un tiempo, comienza a gritar y atraerá indeseablemente la atención de los soldados enemigos. Sin embargo, mientras jugaba nunca sentí la necesidad de dejarle solo, ya fuese por instinto o porque en realidad no me presentaba ninguna dificultad llevarle siempre a resguardo.