¿Cómo funciona?
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29.04.2019

Review Sekiro Shadows Twice - Parte IV

No vamos a negar que los enemigos comunes son el alma de todo juego, pero la verdadera prueba de Sekiro, comienza cuando te enfrentas a los jefes. Se podría calificar estos encuentros épicos como realmente desafiantes, pero sería quedarse corto. Las mecánicas y los ataques que logran desatar estos enemigos son mortales, de tal forma que, un solo golpe podría ser suficiente para acabar con nosotros. Los movimientos y patrones, pueden ser bastante erráticos, si bien pueden estudiarse como otros enemigos, muchas veces nos darán más de una sorpresa, pues llegan a ser bastante erráticos y muy diversos, en una amplia gama. Durante el combate contra estos enemigos especiales, podrás visualizar un símbolo kanji en color rojo, esto indica un ataque especial que no se puede contratacar ni bloquear, en esta situación tu única opción es esquivarlo, ya sea corriendo o saltando. Esto sucede en una fracción de segundos, por lo que deberás aprender rápidamente a identificar y reaccionar a estos movimientos.

Como era de esperar, los jefes tienen mayor postura y, por norma general, requieren varios golpes mortales para dignarse a caer, a veces incluso el combate ira por etapas. Por lo que no es una opción solo tratar de eliminarlos precipitadamente, las batallas son largas y cuanto más tiempo pasas en ella, más táctica y cerebral se vuelve. Se podría decir que la dificultad disminuida en el escenario y entorno se acrecienta aquí, puede llegar a ser verdaderamente frustrante y sumamente estresante el seguir los patrones, estar pendiente en todo momento del Kanji mortal, pues solo se necesita un movimiento en falso para ser asesinado y perder todo el progreso de la batalla. Las batallas de los jefes están diseñadas y pensadas para suponer un reto considerable y para obligarte a enfrentarte uno a uno con el enemigo. Es un desafío personal y necesitas vencer para poder avanzar. Si bien es cierto que en el momento puede ser frustrante en extremo, el logro de vencerlos, elimina la frustración y la convierte en jubilo, por un trabajo bien hecho. Es una gran satisfacción vencer en un jefe en Sekiro. El corazón te late a mil por hora y la adrenalina del personaje es la tuya, tu eres quien vence al jefe es tu batalla y la has ganado.

Pero esto es un juego de From Software, así que morirás, y lo harás muchas veces antes de conseguir tu cometido, obviamente tendremos otra oportunidad y tal como el titulo sugiere, tendremos una oportunidad más allá de la muerte. Somos un Shinobi eterno, dotado con el don de resucitar después de la muerte, aunque esto conlleva a un cargo y penalización. Si mueres, pierdes la mitad de la experiencia acumulada y la mitad del dinero recolectado y, esta vez no hay mancha de sangre o mancha de la vergüenza para recuperarlos. Simplemente se pierde. Aunque a veces, se da una “Ayuda Invisible” esta mecánica nos regala aleatoriamente y sin tener control sobre ello una oportunidad única de no perder nada al morir. Sin embargo, si morimos tenemos dos opciones, regresas al ídolo, lo que supone la pérdida o resucitar en el lugar, si lo hacemos en el lugar, no perdemos nada y podremos seguir luchando. Pero estas oportunidades están limitadas, primero a uno y luego puedes aumentar este número, aunque es bastante condicionado, puesto que primero deberás derrotar cierta cantidad de enemigos para que se active de nuevo esta oportunidad, que también se rellenan al descansar en un ídolo, no todo es coser y cantar, después de todo la muerte es el proceso de aprendizaje.

5.0 (6)
Autor Gwyn
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