The Elder Scrolls V: Skyrim. Fantasia y mundo abierto.
En primer lugar hay algo que merece la pena del juego, o al menos a mí me encanta, el mundo abierto. Los juegos de mundo abierto consisten en un amplio territorio que podemos explorar libremente escribiendo nuestra propia historia. Eso no quitar que en The Elder Scrolls V: Skyrim haya múltiples misiones e historias paralelas como la del gremio de ladrones o la hermandad oscura. Además de las misiones hay múltiples ruinas, castillos, cuevas, etcétera ... que podemos explorar con total libertad. Esto es un factor que a mí personalmente me encanta porque en muchas ocasiones los mapas lineales son odiosos.
Para nuestro personajes podremos usar varias razas que existen en el mundo de The Elder Scrolls V: Skyrim. Cada raza tiene sus ventajas, unas aguantan al veneno, otros son los mejores en el sigilo, otros son más resistentes, etcétera ... Estos personajes se pueden personalizar bastante al gusto de cada uno, siendo esto algo que muchos jugadores buscan ya que pasan horas y horas para conseguir ese personaje perfecto.
Las armas, gran variedad: espadas, arcos, espadas y escudos, báculos, etcétera ... Además nosotros elegimos si queremos tener un combate en primera persona o en tercera.
De este modo podemos hacer personajes orientados a ciertas habilidades: personajes sigilosos que te apuñalan con una daga o te tumban con una flecha, locos con un mandoble que rebanan cabezas, magos poderosos que quemaran o congelaran a sus enemigos, brujos que levantan espíritus que les ayudan en combate, etcétera ...
El titulo está disponible en multiples plataformas dando el salto hace poco a la nueva consola de nintendo. Es cierto que el precio puede ser algo elevado pero nos ofrecerá horas y horas de diversión explorando, mejorando nuestros talentos, comprando con el oro que tanto esfuerzo te ha costado conseguir o simplemente matando como un loco por el extenso mundo de The Elder Scrolls V: Skyrim.